20080304

Ctrl+X = Robo



Por Gustavo Carrasco Azar
Desde Santiago de Chile






Cometer plagio es una grave renuncia a la propiedad intelectual y la transparencia.
Es, a secas, un robo.
Pese al grave delito cometido, alumnos de periodismo y quienes ejercen la profesión no saben conjugar muchos verbo, Pero cortar y pegar, son dos de los cuales los manejan al reves y al derecho.
A pesar que la oveja Dolly fue un gran avance para la ciencia, la clonación intelectual no es un adelanto, sino un retroceso para la academia y la credibilidad.
El artículo 28 del Código de ética del Colegio de Periodistas,en su inciso F, condena a la copia de manera tajante.
“El medio de comunicación social que difunda material informativo identificándolo como de autoría de un periodista o persona determinados, con su nombre, cara o voz, no podrá introducirle alteraciones sustanciales sin consentimiento de éste; será responsable de dichas alteraciones y, a petición del afectado, deberá efectuar la correspondiente aclaración. Este derecho del afectado caducará si no lo ejerce dentro de los seis días siguientes. “El periodista o quien ejerza la actividadperiodística no podrá ser obligado a actuar encontravención a las normas éticas generalmente aceptadas para el ejercicio de su profesión. La infracción a lo establecido en los incisos precedentes, cuando el afectado sea un periodista contratado o quien sea contratado para ejercer funciones periodísticas por el respectivo medio decomunicación social, constituirá incumplimiento grave del empleador a las obligaciones que impone elcontrato de trabajo”.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP)-organización fundada en 1926 y que representa a losperiodistas en el sistema de la Organización de Naciones Unidas y del movimiento internacionalsindical- en su declaración de principios sobre la conducta de los periodistas, precisa que “el periodista no informará sino sobre hechos de los cuales él/ella conoce el origen, no suprimirá informaciones esenciales y no falsificará documentos”.(Artículo 3)
En centro América, exactamente en Nicaragua, el Código de Ética Profesional de los periodistas afirma en su artículo 15 que “El periodista, como autor, aun en condición de asalariado, es dueño de su obra, sobre la cual tiene derechos morales y pecuniarios, es decir, derechos de autor. Puede firmar o no sus trabajos periodísticos, y debe dar el crédito cuando utilice fragmentos de materiales de otros autores, entre ellos sus colegas. El plagio es una de las faltas más graves a la ética”.
La solución a estas infracciones se ven difusas y complejas ya que lo vertiginoso de nuestra profesión conlleva, en muchos casos, al facilismo del plagio y la copia, tales como personajes ficticios, la incursión de las llamadas “fuentes reservadas o confiables” e inventos de citas. Pero no debe ser una excusa la rapidez frente a un caso de plagio.

20080302

Complejidades de un viejo oficio (II parte)

Por Ursula Ures

En el post anterior me referí a dos íconos del periodismo, ninguno de ellos profesionales en nada, pero con todo para rebatir las críticas institucionales de la ortodoxia universitaria. Este año, Jorge Lanata -otro no-periodista académicamente avalado como tal- relanza el diario Crítica. ¿Viste el trailer del proyecto? Son notables las imágenes de la (artesanal) diagramación de la pauta publicitaria.

Ahí va…



Complejidades de un viejo oficio (I parte)

Por Ursula Ures

Sentarse a plantearlo cuenta ya con una primera resistencia. Es posible, pero más que eso, es necesario, repensar la profesionalización del periodismo, un viejo oficio (no tan viejo como otros, y mucho menos en el que estás pensando). Ahora, analizar este proceso supone una anterior definición de qué es el periodismo.¿Qué es? ¿Alguien puede dar una definición a ciencia cierta de qué es hoy el periodismo? ¿Qué refleja? ¿Qué (o a quiénes representa)? ¿Cómo opera? Esta bien, pensemos en sus orígenes, a ver si se nos ocurre algo. No, tampoco. ¿Nace en la tradición oral de los pueblos, cuando Moreno fundó la Gazeta o cuando algunos personajes con visión de negocio entendieron que la información valía (y mucho)? Bastante podemos deducir de su desarrollo, pero pocas son las conclusiones a las cuales llegar por estos días.

En la actualidad -y al menos en Argentina-, la actividad periodística ha crecido cuantitativamente, sobreviviendo las últimas crisis económicas del país. Pero, ¿A qué responde este fenómeno? ¿En qué medida inciden los trabajadores de este sector? Sea por informalidad, por costumbre o porque sí, el periodismo argentino no requiere mayores formaciones, y eso no está mal, al menos en una primera mirada. Después de todo, la Academia no puede determinar de manera taxativa quién es buen profesional o no. Gran parte va en la formación, pero otra va en la capacidad innata del que escribe, habla, etc… ¿O podríamos negar a Roberto Arlt y a Osvaldo Soriano como referentes del periodismo argentino por faltarles algunos diplomas? Yo no lo haría. ¿Vos sí?

Especialistas en las fronteras

En Facebook, esa red social y virtual tan de moda por estos últimos tiempos, encuentro gente que se pone a pensar sobre si el periodismo debe seguir siendo una carrera. “¿Será mejor convertirlo en una especialización?”, se preguntan. Alejandro Méndez M. (Colombia) cuenta que en su país “abundan los abogados, economistas, ingenieros, médicos... que trabajan como periodistas. En los medios especializados en negocios, sólo el 40% de quienes escriben son graduados como periodistas... En la radio, las estrellas vienen de otros áreas del conocimiento y en la televisión las modelos, reinas de belleza y tipos buena pinta llenan las pantallas de los telenoticieros importantes“. “Esto realmente está convirtiendo a los graduados de periodismo en cargaladrillos o asistentes relegados, aunque en las universidades se pague el precio de una carrera de primera. Redondo negocio. Por el bien de todos, ¿no sería mejor convertir el periodismo en una opción de post-grado?”, propone.

“Mientras siga siendo tratando como un oficio de rutinas y malas prácticas seguirá teniendo las puertas abiertas para todo el que quiera entrar en él”, sostiene Luis Carlos Díaz (Venezuela). "Además que las empresas de periodismo tampoco ayudan mucho ni protegen a sus trabajadores ni garantizan su formación intelectual o desarrollan índices de calidad informativa”, se queja. Este último comentario cobra mayor importancia si pensamos en el desafío que los periodistas enfrentan alrededor de la aplicación de un sinnúmero de nuevas tecnologías.

“Tenemos a la mano muchos recursos para que cualquier persona pueda reportar lo que quiera, donde quiera y cuando quiera. Debemos prepararnos para llenar esa nueva necesidad que le estamos generando a las personas. Ahora nuestra audiencia quiere verse y reconocerse”, opina Alejandro Lopera (Colombia). “Nuestro trabajo debería ser ofrecer más y mejores herramientas para que ellos lo hagan”, vaticina.

En la otra vereda está Ana Lamelas (España). Para ella, “el periodismo es un oficio, no una carrera". “¡Todavía no sé lo que estudian en esa carrera durante 5 años! Los buenos periodistas son los que vienen de otras licenciaturas”, sentencia.

Hace unas semanas, me encontré con el blog de Miguel Wiñazki en Clarín. En uno de sus tantos posts, retomaba las palabras de Ryszard Kapuscinsky. “En el fondo, mi más ardiente deseo, mi anhelo tentador y torturador que no me dejaba tranquilio, era de lo más modesto, pues lo único que me intrigaba era ese instante concreto, ese paso, ese acto básico que encierra la expresión cruzar la frontera…”, dice el periodista, con las palabras del escritor, mientras se pregunta si el periodismo no será ese camino constante hacia las fronteras. Claro, para caminar no se necesitan tantos avales, sino una buena resistencia física.

¿Para ser periodista serán necesarios los lauros académicos o sólo es suficiente con la capacidad particular de cada cual? ¿Será una metáfora del periodismo actual? ¿Esta es la situación real en Argentina? ¿Qué creés?

20080301

Mambrú no va a la guerra I... (Administren su Victoria)



Pensar de donde nació esta arrebato de fines bélicos de Hugo Chávez que termino enviando a mas de mil soldados a frontera Colombo – Venezolana (por un conflicto que no tenia que ver con el directamente) no arrancó con la famosa Valija de los casi 800 mil dolares incautada a Guido Antonini Wilson en Buenos Aires, no señor... comenzó el 2 de diciembre de 2007, día en el que por primera vez la quinta républica se vio derrotada por la oposición en el referendum constitucional donde hasta muchos chavistas le dijeron al comandante "no te pongas zapatos porque la foto es carnet" junto a una pérdida de paciencia y/o sacada de casillas por parte de la nobleza íberica que terminó con cinco palabras que le dieron la vuelta al mundo inmediatamente "por qué no te callas?".

Aunque la diferencia entre los que querían que se modificara la constitución y los que no fue mínima, el caudillo caribeño no supo ser ni diplomático, ni caballero, ni gentil y mucho menos humilde a la hora de pronunciarse sobre la victoria de la oposición, manifestando de manera textual y, a través del canal del estado “Administren su victoria de mierda”. En el medio de estas sorprendentes palabras del primer mandatario: el pueblo venezolano, del canal del estado y del mismo presidente Chávez una ley de responsabilidad social en radio y televisión que regula los contenidos en las plantas televisivas y/o radioeléctricas y que sanciona severamente a quienes no cumplan o sean parte de esta norma… que ejemplo no?

Esto no fue excusa para que el residente del Palacio de Miraflores siguiera arremetiendo en contra de medios cuya linea editorial no esta a favor o no comparte la ideología “revolucionaria”, todavía hay medios como Globovisión y el ahora RCTV Internacional que siguen siendo tildados con apodos como el de “golpista” en tiempos actuales en el que al parecer la memoria de algunos se nubla de tanto color rojo y se olvida quien fue el primer golpista.

Como seres humanos que somos a veces pensamos en soluciones inmediatas que a la larga las consecuencias son motivo de arrepentimiento... pero...

En verdad tendremos tan poca memoria?

Alfredo Izaguirre F.

20080227

Relevancia de la noticia y construcción de sentido

Por Sebastián Ackerman

Mucho se escribió (y se seguirá haciendo) en los últimos años sobre el tema de la inseguridad. Y si bien el eje de este fenómeno cambió en el último tiempo de los secuestros o los secuestros express a los asaltos violentos, el mensaje subterráneo, que corría como un río soterrado bajo los regueros de tinta, era que nuestras vidas corrían -corren- peligro.

Desde la explosión Blumberg -con su auge mediático y apogeo político- como caso paradigmático, siempre se le reclamó al Estado que “hiciera algo” ante la evidencia del desastre. Y desde el gobierno contestaron con encuestas: “el índice del delito bajó”, afirmaron desde el Ministerio del Interior. “La inseguridad es una sensación”, se animaron a sostener.

Eso desató una ola de ira -mediática- masiva. Y comenzaron a aparecer, sobre todo en los noticieros televisivos (adalides de la casuística individual para luego generalizar a casi todo el planeta) reportajes a personas asaltadas, o robadas, o violentadas, o algo, contando su experiencia personal. Y el consiguiente chascarrillo: “Y dicen que es una sensación…”. Ahora bien, ¿qué quiere decir que la inseguridad -por poner un caso, uno en boga- es una “sensación”? ¿Qué no existen delitos en -también por poner un ejemplo- la Ciudad de Buenos Aires?

Ya se escribió algo al respecto: los medios, a pesar de su supuesta imparcialidad y neutralidad noticiosa, al realizar la selección de las noticias que van a difundir (ya sea en papel, éter, televisión o internet, poco importa) construyen una realidad; es decir, dotan de una significación a “eso” que pasa. ¿O es acaso como suelen decir los radioescuchas en los contestadores y algunos ocasionales entrevistados televisivos, que “ya no se puede salir a la calle”? Los casos particulares, de los que se nutren los medios para hablar de la inseguridad, son estadísticamente demasiado bajos como para hacer generalizaciones -la mayoría de las veces, muy arriesgadas.

Pero, ¿por qué sucede eso? Sin intentar afirmar -lejos de ello el motivo de estas líneas- que no hay delitos en la Ciudad de Buenos Aires, sí se sostiene desde aquí que la repetición de los hechos delictivos en los (distintos) medios de comunicación construye la sensación de que estamos al borde del colapso social. No es tranquilizador para alguien que está mal, que haya otro en peores condiciones, pero estadísticamente, Buenos Aires es de las grandes ciudades más seguras -menos inseguras, mejor dicho- de Latinoamérica, muy lejos de, por ejemplo, San Pablo, Río de Janeiro, Medellín o el Distrito Federal.

Pero sin embargo el reclamo al Estado es un reclamo válido, en tanto es su obligación la de buscar políticas que mejoren la vida de sus habitantes. Y voy a dar un ejemplo: las muertes en accidentes de tránsito. ¿No es ese, acaso, un buen ámbito para la intervención estatal? Pero no parece ser un tema que preocupe sobremanera a la opinión pública (que poco a poco va reemplazando al concepto de “ciudadano”, que ya había ocupado el lugar del de “pueblo”). Es más: usar el cinturón de seguridad es obligatorio por ley, para proteger la vida de los que viajan en el auto, y sin embargo no todos lo usan. Y el registro por puntos genera polémicas a seis meses de su aplicación.

Y por año los muertos en accidentes de tránsito (el verano es una colección de casos) multiplican varias veces a los muertos en robos violentos y secuestros: 8104 en el 2007 según Luchemos por la Vida.

20080225


Una construcción social

Por Sebastián Ackerman

Suele sostenerse que el periodismo es la narración de lo periódico, de lo cotidiano. También, que su función es resaltar o destapar aquellas cosas que o no funcionan bien o que permanecen ocultas, por intereses de los propios involucrados o por desconocimiento general. Aquello que se escribe en los diarios, se dice en la radio o se muestra en la televisión (o las tres cosas juntas en la incipiente internet) suele catalogarse como “verdad”. Y aquí surge la pregunta: ¿existe una verdad?

La pregunta no habilita, de por sí, a un relativismo a partir del cual cada uno tiene su verdad, sino que apunta a poner de manifiesto que aquello sobre lo que trabaja la actividad periodística es un material con significación social, por lo que lo que se presenta de manera supuestamente objetiva en los medios (y se pondera el preciado valor de la objetividad en posiciones invariable y eternamente subjetivas -las de los periodistas) es una construcción de los propios medios, que a través del supuesto distanciamiento de la objetividad borra las huellas de su propia construcción, de su propia actividad.

Que se entienda bien: esto no quiere decir que los periodistas a través de los medios de comunicación llevan adelante un plan conciente y maquiavélico para hacernos creer algo cuando en realidad esta pasando otra cosa; más bien, que el significado que se le da a las cosas (y a los preciados e intocables “hechos” periodísticos) no le pertenece a la cosa en sí, sino que es un agregado, una interpretación a partir de ciertos conocimientos, experiencias y formación, que los periodistas le dan a esa cosa. Nadie podría negar una inundación en una ciudad, un pueblo o un barrio, pero ese hecho puede interpretarse como una desgracia (sin un culpable claramente identificado), una negligencia política (donde las decisiones humanas -políticas- juegan un rol fundamental) o la ira de Dios (y ese es un elemento sobrehumano).

El ejemplo seleccionado tal vez resulta baladí, pero demuestra a las claras que la verdad no pertenece a las cosas; si así fuera, no se explicaría la existencia de -por poner un ejemplo- tantos diarios en nuestro país, y de tendencias político-ideológicas tan diversas. Si la verdad fuera inherente a las cosas, tendríamos que aceptar que cuando encontramos dos versiones de un mismo hecho, uno nos está mintiendo.

Así, la verdad periodística es construida socialmente, porque sin el factor social (que quiere decir “compartido por una comunidad”) no se podría hablar de una verdad. La verdad periodística es una construcción en tanto es creída y aceptada y circula con una significación social determinada -en cada momento histórico. La verdad periodística, entonces, es una construcción no en el sentido de manipulación (que existe, pero es otra cosa) sino un proceso por el cual se produce significaciones que invisten a los hechos de sentido. Es la forma en la que vemos al mundo, en el marco social en el que estamos inscriptos y que para nosotros es significativo -marco en el cual, en nuestra sociedad, el periodismo “dice la verdad”.

Ni más. Ni menos.

20080224

Troya arde desde el “Medio”

Por Gustavo Carrasco Azar
desde Santiago de Chile









Sin duda la información es un derecho, no un privilegio. Pero la disyuntiva se produce cuando su derecho no es un privilegio para otras personas, vale decir, que lo que se diga en los medios de comunicación, afecte la integridad del prójimo.

Todo el mundo tiene derecho a la privacidad y, según los derechos humanos, éste puede ser violado de diversas maneras, entre las que cuentan: intervenir en la vida privada de una persona -lo que incluye su derecho a establecer relaciones y a disfrutar de su libertad sexual-, impedir la vida familiar -que engloba la capacidad de contraer matrimonio y fundar una familia-, intervenir la correspondencia privada, entre otras.
El Artículo 19 de la constitución chilena consagra en su inciso cuarto el respeto y protección a la vida privada y pública y a la honra de la persona y de su familia; permite introducir en carácter general la inviolabilidad del hogar y de toda forma de comunicación privada.

Un caso muy recurrente es el Tema de Dicom -empresa que almacena una gran cantidad de base de datos sobre historales financieros- que es una falta grave a la privacidad de cada ser humano.


Gonzalo Angeli, abogado del Programa Derecho y Tecnologías de la Información de la Fundación Fernando Fueyo, asegura que “Lo que nos diferencia y distancia hoy en día del periodismo de antaño, es el tratamiento electrónico o automatizado de ellos y la posibilidad de almacenar gran cantidad de información en pequeños contenedores y recuperarlos a través de ciertas instrucciones. La protección del derecho a la intimidad que reconocemos a las personas no es un problema que haya nacido de las llamadas nuevas tecnología de la información. Éstas tampoco alteran su fisonomía, lo que hacen, sin embargo, es agudizar un conflicto”.

Lo que hoy conocemos como datos de carácter personal no es, en ningún sentido, algo nuevo. La sed por conocer e informarse parece ser una característica constitutiva de los seres humanos. Es por esto que nos acostumbramos a ver en las portadas de importantes diarios nacionales e internacionales una gran cantidad de “información” que burla el derecho fundamental del hombre, el de mantener su vida privada al margen del tapete de lo público.
La Información es poder y este poder depende del uso que uno le dé a tales datos. Esta hegemonía de la información es lo que ha llevado a muchos profesionales de la comunicación a no cumplir con los derechos fundamentales del hombre y las leyes orgánicas sobre el uso de cámaras y grabadoras escondidas para recolectar la mayor cantidad de información

Esta delgada y difusa línea que separa el ámbito público del privado tiene su genesis en Chile con el caso de Evelyn Matthey, Diputada de la República y Sebastián Piñera, Candidato presidencial conservador.
En 1992 el canal de Televisión Megavisión emitió un programa en el cual mostraron una grabación interceptada del teléfono de Piñera que desacreditaba a la diputada. Esta pelea televisada fue avalada por el director ejecutivo y dueño de la estación, el empresario Ricardo Claro.
No queda muy claro si a la ciudadanía se le debe entregar lo que pide o los medios deben discernir por sí solos qué entregarle a su público. Según la encuesta de opinión pública publicada por la empresa de estudios de mercado Adimark asegura que el cuerpo más leído de los diarios chilenos es el de farándula y el espectáculo.
En el caso de la televisión la parrilla programática de frarándula es la que le da mejores dividendos a las estaciones de telemisión, en conjunto con los “Reality Shows” –formato específico que muestra la intimidad y la vida privada de sus participantes-.

El derecho a la información encuentra sus límites en el derecho a la intimidad y viceversa. Dependiendo de la situación y del contexto en que cada uno opera, se privilegia la información pública o privada por sobre la intimidad, entendiendo que se halla por completo justificada la limitación del derecho subjetivo a la privacidad en beneficio de otro de rango superior. La tendencia actual que se vislumbra tiende a privilegiar, el derecho a la información, dejando de lado la vida de cada uno de nosotros, sólo vale pensar como un ente masivo.
Ahora queda la disyuntiva de si “El fin, ¿ justifica (a) los medios?”

20080223


Cambio de hábitos

Por Sebastián Ackerman

Estamos en una etapa de transición en las redacciones de los diarios y en los estudios de radio y televisión. Dos visiones del periodismo están conviviendo, en estos momentos, en los medios de comunicación: el periodista “tradicional”, hecho a través de la experiencia, de aprender el know-how de la actividad mientras la iba haciendo. Descubría el mundo a medida que lo recorría. Frente a él, o junto a él mejor dicho, se encuentra el “nuevo” periodista, que se formó en universidades, terciarios, escuelas y talleres, que leyó manuales y escuchó -en aulas- a aquellos que trajinaron distintas redacciones en su carrera. Estos nuevos jornalistas tienen el mapamundi ya cartografiado, con sus relieves y depresiones, con las rutas ya señaladas.

Dos formas de entender la práctica periodística, cada una con sus saberes propios. Y también sus formas de hacer. ¿Existe una manera “correcta” de llevar adelante este trabajo? La respuesta es no. El resultado marca si el trabajo se hizo correctamente, y para llegar a un buen resultado no existe el camino del éxito asegurado. Muchos fracasaron en sendas marcadas por gente que triunfó en esos parajes, y otros triunfaron a pesar de los malos augurios que envolvían la geografía que transitaban. La clave no es seguir las flechas indicativas, sino saber -o, mejor dicho, saber hacer.

El periodismo es una profesión altamente esquematizada (en su proceso productivo) con una rutina fuertemente definida, pero también con una dosis importante de azar, de imprevisto. Por eso es fundamental saber manejarse en un ambiente con estas características, y ese saber se aprende en el hacer, en el hacer cotidiano. Casi se diría, en el ensayo y error (los menos posibles, por supuesto). Y en este caso también pueden considerarse las dos opciones arriba señaladas: la experiencia propia, de trajinar los caminos puede ayudar a tomar las decisiones correctas; pero también puede hacerlo, por supuesto, el conocimiento obtenido frente a un pizarrón, aprendiendo teóricamente las experiencias ajenas.

Mucho se habla también en esta profesión del “olfato” del periodista, de la intuición para conseguir un buen dato, una buena historia, para no creer en lo que le dicen o para creer en aquello que parece increíble. ¿Existe alguna fórmula para conseguir estas virtudes? En este caso, tampoco. Pueden servir ambos modelos de investigador: pero hay unas líneas aquí que no puedo olvidar de un reconocido periodista:

“-Hay un fusilado que vive.

No sé qué es lo que consigue atraerme en esa historia difusa, lejana, erizada de improbabilidades. No sé por qué pido hablar con ese hombre, por qué estoy hablando con Juan Carlos Livraga.

(…)

Livraga me cuenta una historia increíble; la creo en el acto:”

Esta breve y hermosa cita pertenece a Operación masacre, de Rodolfo Walsh. Y puede servir tanto para aquellos que compartieron la actividad con él como para aquellos que supieron de su existencia en escuelas y universidades. Pero hay dos elementos que en Walsh saltan inmediatamente a la vista, y que son fundamentales para desempeñarse en este campo, tanto para unos como para otros: la belleza en la exposición de lo que cuenta (y que no debe omitirlo ningún periodista, desde el de deportes o espectáculos hasta los de política internacional, economía o política doméstica) y, sobre todo, querer a la profesión, porque eso también lo nota el que lee -o escucha, o mira-. La pasión por lo que se hace es el motor que equipara las distintas virtudes, tanto de los que ya transitan estos caminos hace años como de los que recién están saliendo por la puerta, para llegar no se sabe bien donde.

20080115

Nada Personal (Parte 3): Internet, bloggers, y la “gente”

La operación de prensa destinada a que los grandes medios callaran los incidentes acontecidos durante el Personal Fest el viernes 7 de diciembre es efectiva. Al menos hasta el lunes, ningún medio masivo (acreditado o no al festival) mencionará los graves hechos que terminaron con una persona internada en el Hospital Rivadavia.

Pero hay vida por fuera de los grandes conglomerados mediáticos, sobre todo en Internet. Y con una propagación viral, desde la misma madrugada del sábado comienzan a aparecer crónicas, fotos y videos en blogs de personas que asistieron, incluso periodistas como Eduardo Fabregat, que anticipó en su blog personal (http://eduardofabregat.blogspot.com/2007/12/un-pual-en-el-club-ciudad.html) un artículo de opinión que saldría publicado recién el lunes 10 en su diario.

Los links se multiplicaron, y hasta se crearon algunos destinados especialmente a criticar el festival (http://personalfestdesastre.blogspot.com/) y difundir las fotos y videos censurados por los medios masivos.

Hablando de blogs… La página oficial del Personal Fest tenía uno, habilitado para que el público dejara sus mensajes. Como no se es moderno hoy sin ser 2.0, los organizadores apuntaban seguramente a reforzar el vínculo entre la marca y los consumidores, creando un ambiente de interactividad donde previsiblemente todos dejarían saludos y comentarios positivos.

Sin embargo, luego de los incidentes la página se llenó de comentarios negativos, denuncias y críticas de todo calibre. En cuestión de horas, el blog fue sacado de línea, y reemplazado por el comunicado oficial, que habla de un “incidente entre un grupo reducido de personas” que fue “rápidamente controlado”, que la persona herida se encontraba bien y que el recital de Snoop Dogg se “desarrolló con normalidad ante un público de 25.000 personas”. Es decir, la versión oficial que difundieron Clarín, La Nación, Rolling Stone, Rock & Pop, La Mega y DyN.

La pregunta que surge, entonces, es si los blogs y demás medios digitales independientes tienen la fuerza necesaria para romper el cerco de silencio y poner en agenda lo que los grandes diarios, radios y canales de TV callan.

La respuesta es un “sí”, pero con reservas. Sí, pero tarde. Sí, pero sólo para los interesados en informarse más allá de las tapas de los diarios y los informativos de TV. Sí, pero quizás solo para que lo lean los que de antemano ya sabían lo que sucedió, y simplemente lo confirmen.

Porque en la gran mayoría de los casos, los que leen y comentan las entradas de los blogs son las mismas personas que estuvieron en el momento y lugar de los incidentes. Casi siempre, cumplen la función de reafirmar lo que los lectores ya sabían, y en todo caso generar una sensación de comunidad, de saber que alguien más vio lo que ellos vieron, y la los medios no cuentan.

Cuando la ola levantada por los blogs independientes alcanzó las orillas de los medios masivos, el calor de la primicia se había enfriado en la previa a la asunción de la nueva presidenta. Se estaban por cumplir tres años de la tragedia de Cromañón, y esa misma noche Chabán quedaba en libertad. La distancia, en números de víctimas, hace que la comparación parezca exagerada. Un herido, frente a 192 muertos, no es lo mismo. Pero así como una bengala desencadenó la masacre en Once, un puntazo podría haber tenidos consecuencias mas graves.

Cuando el marketing y las pautas publicitarias importan más que la seguridad y la integridad física de las personas, el periodismo se convierte en cómplice por omisión. ¿Habrá que esperar a que alguien muera para que el periodismo deje de estar del lado de los anunciantes y las empresas, para pretender estar “con la gente”? Obviamente, los videos amateurs de las corridas y los heridos del Personal Fest no están en “TN y la gente”.

Mariano García


Links

http://tintenkuli.wordpress.com/2007/12/08/corridas-en-el-personal-fest/#comment-14

http://eduardofabregat.blogspot.com/2007/12/un-pual-en-el-club-ciudad.html

http://www.pablomancini.com.ar/la-blogosfera-calladita/

http://ale-lopez.blogspot.com/2007/12/personal-fest-nadie-sabe-nada.html

http://esteeselblogdedanielloque.blogspot.com/2007/12/desastre-en-el-personal-fest.html

http://2papiros.blogspot.com/search/label/personal%20fest

http://www.vxv.com/videolog=ilmaxi?13664

http://www.vxv.com/videolog=rrrr?13900

20080107

Nada Personal (Parte 2): Las reglas no escritas del periodismo

La noticia que llega tarde no es noticia, enseñan los manuales de periodismo. Una máxima que bien conocen los encargados de prensa del Personal Fest, mientras bajan la línea oficial para los medios que la noche del viernes 7 de diciembre están presentes cuando se suceden los incidentes que terminan en avalanchas y un herido internado con una perforación de siete centímetros en su abdomen.

En la carpa de prensa al costado del escenario, se improvisa una nueva regla no escrita: un herido grave, sobre 20.000 concurrentes, tampoco debería ser noticia. Pasada la una de la madrugada, los responsables de comunicación, prensa y RR.PP. de Personal, Pop Art y CIE Rock & Pop apuestan a que la información sobre los incidentes no llegue a la TV ni a las páginas web de los medios allí presentes a la mañana siguiente.

Por suerte para la organización, los diarios ya cerraron su edición del sábado 8, y las revistas especializadas tardarán días en salir a la calle. Quedan los medios radiales, digitales, televisivos, y agencias de noticias; que por estar comprometidos de alguna forma u otra con el Festival, se unirán en una espiral de silencio hasta que todo termine con normalidad.

El grupo Clarín es uno de los principales sponsors del festival. Con los derechos de televisación exclusivos para el canal TN, y carteles publicitarios que cubren los pasillos del Club Ciudad de Buenos Aires; aseguran que no arruinarán la fiesta con las imágenes de las corridas que tienen en su poder, pero que difundirán recién a partir del lunes. Como triste ejemplo, queda el comentario en vivo del Bebe Contepomi en su programa “La Viola” (TN), que con su habitual condescendencia se limitó a decir “pasaron muchas bandas, pasaron muchas cosas”.

En Clarin.com no se publica nada sobre los incidentes, a pesar de las continuas actualizaciones que realizan las 24 hs., sobre temas de menor relevancia, con la avidez de alimentar el “Último momento”. De hecho, el único periodista que está presente en el momento en que Edisson Boudiwana recibe el puntazo es del suplemento Sí! de Clarín. Él vio todo lo sucedido, pero lo que relató a sus colegas en la sala de prensa no fue publicado a tiempo en su medio.

Por el lado de la “competencia”, la revista Rolling Stone (que edita La Nación) se anima a un poco más, y en su edición web publica una nota que menciona lo sucedido, pero lo minimiza al calificarlo de “hecho aislado”. En este caso, la abundante pauta publicitaria que Personal tiene en el sitio web de la revista ejerce la presión necesaria para que la nota salga de línea al día siguiente.

De las dos radios que transmiten en vivo el festival, una pertenece a la organización (Rock & Pop) y la otra está en relación directa con Personal (La Mega, que es transmitida a través de Internet por Arnet, ISP de Telecom). Ambas asumen el rol de medios oficiales, y ninguna dará importancia a las corridas y avalanchas.




Sólo un periodista, acreditado en el festival y presente a la hora de los incidentes (que se vieron en vivo por el sistema de circuito cerrado de TV de la sala de prensa, el mismo que muestra el video que ilustra esta nota) puede hacer llegar la información a los demás medios. Es un enviado de la agencia DyN, que compra a sobre cerrado el argumento de los encargados de prensa. “Si yo llego a mandar en un despacho que hay un apuñalado en el Personal Fest, lo levanta Crónica y se arma un desastre. No se puede arruinar todo esto, por un solo herido”, explica.

Sin olvidar que trabaja también para una empresa del Grupo Clarín, demora su despacho hasta la tarde del día siguiente, y repite la minimización del hecho que recita comunicado oficial. Para cuanto comience la jornada del sábado 8, sólo los presentes en el lugar hablarán de lo sucedido. Y el show continuará.

Mariano García