En otra jornada en la Universidad de Buenos Aires, el periodista Juan Garff habló sobre algo que sabe: el trabajo en agencias periodísticas. Forma parte de DPA desde 1991, y hoy se desempeña como editor jefe de la mesa de Buenos Aires y subjefe del servicio en español. Con más de 30 años en el periodismo, es una voz autorizada para reflexionar sobre una práctica que, en esta era de grandes desarrollos tecnológicos, se modifica día a día.
20071109
El nacimiento de DPA
La agencia alemana, contó Garff, surgió después de la 2º Guerra Mundial, tras la caída del régimen nazi. “Tiene participación en las cuatro potencias aliadas (Alemania, Rusia, Gran Bretaña y Francia)”, dijo, “y en cada una de esas zonas se dedicó a reconstruir la red de medios de información, básicamente con gente de inteligencia de los respectivos países. Este es el motivo por el cual la capital de los medios en Alemania es Hamburgo, porque el trabajo lo hicieron los ingleses que ocupaban aquella zona.”
También afirmó que se intentó que en la agencia no hubiera vinculación con simpatizantes nazis, como sí sucedió en el ámbito científico. “En 1949 ya había una agencia en Alemania Oriental y Occidental, que posteriormente se fusionarían ya que en ese entonces había un régimen muy estricto que exigía una licencia de la potencia ocupante para poder abrir un medio. En el momento en que se libera este control estricto hay un crecimiento masivo de medios y los ocupantes entregan las agencias a los medios”, por lo que las agencias francesa y estadounidense “se fusionan primero, posteriormente se unen con la inglesa y en 1949 se forma DPA como una agencia perteneciente a los medios.”
DPA en el mapa de agencias
DPA debe competir con otras grandes empresas que se dedican al negocio de la información, tal vez con mayor trayectoria, nombre y estructura que la alemana, aunque eso no le impide subsistir en un mercado en el que una diferencia de un minuto puede hacer la diferencia. ¿Cómo se estructura ese mapa? “DPA es una agencia alemana que es propiedad de los medios y es relativamente nueva en el negocio de las grandes agencias -comparó el editor-. En el idioma español compite con otras cinco grandes EFE, ANSA, Reuters, AP y AFP. De las seis más importantes en el área de habla hispana, DPA es la más pequeña, quizás, junto con ANSA, pues AFP o EFE tienen una dotación más grande o compiten más fuerte”, figuró.
Las rutinas productivas
También hizo referencia a la forma de trabajo en DPA, y explicó cuál es el tratamiento que recibe una información cuando llega, en “crudo”, a la agencia. “Nosotros trabajamos para periodistas, no para el público en general. Somos un proveedor de medios, nuestros interlocutores son los medios, tenemos que ser muy claros para ellos y muy honestos cuando nos equivocamos, reconocer rápido un error, corregirlo lo antes posible, ya que la agencia trata de ser un servicio para medios profesionales, que les sirva la información. El criterio general es que estamos trabajando entre colegas para poder salir de la mejor manera posible. Somos un punto de arranque”, aseguró.
¿Cómo trabaja específicamente, entonces, una agencia? Garff lo explicó ejemplificando con DPA: “Como todas las agencias, DPA tiene servicios en otros idiomas, en inglés, árabe y en español y en un tiempo hubo el servicio en francés que se clausuró. Esos servicios se financian a través de los medios suscriptores según el mercado y cuando no alcanza son compensados desde la central. El servicio en español es deficitario para la agencia; no da dinero en América Latina, no es su mercado. Y a la vez los medios son suscriptores de DPA. Los 130 medios que hay en Alemania son suscriptores y pagan por su tirada o por su audiencia si son audiovisuales.”
En cuanto al servicio en español, explicó que se divide en dos turnos, en dos países: Argentina y España, cubriendo las 24 horas del día a 17.000 km de distancia. “Este servicio se edita en Madrid y en Buenos Aires. En cada una de las mesas se tiene entre 10 y 12 editores”, y a cada una de las mesas llega material de “corresponsalías propias del servicio en español en todas las capitales de América Latina, salvo en los estados pequeños caribeños. En el resto del mundo está la red de corresponsales en alemán o en inglés.”
Pero con eso solo no alcanza. DPA es una agencia pequeña que debe acordar “con otras agencias internacionales, ya que el monitoreo de medios es muy importante. Para nosotros, el servicio en español es un problema porque vender un servicio en un solo texto es muy complicado”, subrayó.
Los corresponsales
Casi un dato curioso: Garff confió que el corresponsal en Buenos Aires es Carlos Castillo, “un periodista uruguayo que maneja bien el inglés, pero que el alemán quizá lo escuchó en la agencia. Él, como cualquier periodista, cubre la noticia y hace notas. Dentro de la agencia cumplimos un horario de siete horas, regularmente es fijo, lleno de estrés.”
¿Cuánta gente puede trabajar en una agencia? “En toda la agencia DPA trabajan casi mil personas, contando administrativos, distribuidos en 100 países. No es muy grande como estructura, por tanto, cada persona es un eslabón que vale mucho”. y así como elservicio en español está dividido entre Buenos Aires y Madrid, “la jefatura central del servicio en inglés está en Irlanda, tiene otra mesa en Washington y Bangkok. La del servicio árabe está en El Cairo, estuvo un tiempo en Chipre y el servicio en alemán está en Hamburgo, pero la mesa política en Berlín. Los corresponsales envían su información en inglés a la mesa de Washington y ellos lo envían a los clientes. El servicio en alemán tiene un corresponsal en Buenos Aires, en Río y en México. A diferencia de otras agencias, no tenemos servicio en portugués.”
En cuanto al servicio en español, explicó que se divide en dos turnos, en dos países: Argentina y España, cubriendo las 24 horas del día a 17.000 km de distancia. “Este servicio se edita en Madrid y en Buenos Aires. En cada una de las mesas se tiene entre 10 y 12 editores”, y a cada una de las mesas llega material de “corresponsalías propias del servicio en español en todas las capitales de América Latina, salvo en los estados pequeños caribeños. En el resto del mundo está la red de corresponsales en alemán o en inglés.”
Pero con eso solo no alcanza. DPA es una agencia pequeña que debe acordar “con otras agencias internacionales, ya que el monitoreo de medios es muy importante. Para nosotros, el servicio en español es un problema porque vender un servicio en un solo texto es muy complicado”, subrayó.
Los corresponsales
Casi un dato curioso: Garff confió que el corresponsal en Buenos Aires es Carlos Castillo, “un periodista uruguayo que maneja bien el inglés, pero que el alemán quizá lo escuchó en la agencia. Él, como cualquier periodista, cubre la noticia y hace notas. Dentro de la agencia cumplimos un horario de siete horas, regularmente es fijo, lleno de estrés.”
¿Cuánta gente puede trabajar en una agencia? “En toda la agencia DPA trabajan casi mil personas, contando administrativos, distribuidos en 100 países. No es muy grande como estructura, por tanto, cada persona es un eslabón que vale mucho”. y así como elservicio en español está dividido entre Buenos Aires y Madrid, “la jefatura central del servicio en inglés está en Irlanda, tiene otra mesa en Washington y Bangkok. La del servicio árabe está en El Cairo, estuvo un tiempo en Chipre y el servicio en alemán está en Hamburgo, pero la mesa política en Berlín. Los corresponsales envían su información en inglés a la mesa de Washington y ellos lo envían a los clientes. El servicio en alemán tiene un corresponsal en Buenos Aires, en Río y en México. A diferencia de otras agencias, no tenemos servicio en portugués.”
Ladrillos en la arquitectura informativa
En los años de posguerra en los que surgieron muchas agencias como DPA, la información era un bien escaso monopolizado por unos pocos actores. Pero con el desarrollo de Internet y las nuevas tecnologías de la información, el circuito actual del flujo informativo se ha expandido y atomizado, lo cual le ha quitado a las grandes agencias el monopolio de las noticias en tiempo real.
Sin embargo, Garff reivindica el rol que aún mantienen las agencias, como fuente confiable de selección y ordenamiento de las noticias. “El monopolio de la información de las agencias internacionales causó una discusión muy grande, porque cinco o seis organismos de estos tienen más del 90 por ciento del material que se publica en el mundo. La situación actual libera de esta acusación a las agencias, pues han dejado de ser un canal único. Sin embargo, se afirman como herramientas, como ladrillos en la construcción diaria de los medios por varios motivos; uno de ellos es por la cantidad de información diaria, ya que es muy difícil seleccionarla. La agencia de noticia se ofrece como un fuerte seleccionador de la información, es decir, nosotros mandamos 300 notas por día, no más. Si se suman todas las notas de las agencias se tendrán 2.000 o 3.000 notas al día, pero no más que eso”.
Esto convierte a los periodistas de agencia en una suerte de obreros de la noticia, los que diariamente llevan adelante el trabajo pesado y anónimo de trabajar con la materia prima y transformarla para el uso de otros colegas. Un trabajo de hormiga, que no parece ser inconveniente para Garff: “En la mesa prácticamente no firmamos, no producimos material propio. En las corresponsalías sí, ya que los colegas firman algunas notas que sirven para contextualizar la crónica. No tenemos firmas estrella, no tenemos columnistas salvo en algunos casos específicos”.
Trabajo anónimo, donde hasta las jerarquías son rotativas: “En las agencias, el jefe de mesa distribuye el material y los editores lo seleccionan. En el caso nuestro, este es un rol que ocupan rotativamente todos los editores, no hacemos diferencia entre editores, redactores y jefes de mesa; esos tres roles, el que redacta una nota, el que la traduce y el que decide qué va o no va en el servicio, se van turnando. La única diferencia es la mía, que soy jefe de la mesa y entro de comodín, donde hace falta siempre; mi rol específico es el de control de calidad de salida, pero también el de coordinación de corresponsalías. En esta selección es donde incide el estrés y cuando uno se encuentra frente a la pantalla y no se sabe qué se va a recibir.”
Escuelas de periodismo en tiempo real
¿Cuál es, entonces, la satisfacción que encuentra un profesional al realizar un trabajo anónimo y estresante? Así lo entiende el editor porteño de DPA: “Las agencias son una interesante escuela de periodistas. Mantiene su vigencia porque se convierte en un seleccionador del cúmulo de material que surge. Es una gran responsabilidad emitir la información, ya que este es el rol de la agencia. Debe tener credibilidad y mantener un trabajo continuo, por ello planificamos todo para armar una red ordenada”.
Un objetivo en la profesión periodística podría ser buscar la notoriedad pública que brinda el periodismo en los grandes medios. Pero no para un editor de agencia, cuya pasión está dirigida al esqueleto, las bases del quehacer periodístico: “La edición es un tema interesante, hay gente que no le gusta, ya que hay que trabajar con el texto de otro. Es una formidable forma de redacción que te introduce en la temática, en sus jergas y en velocidad de corrección. La organización de la red mundial es una experiencia fantástica.”
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