20071109

Ladrillos en la arquitectura informativa

En los años de posguerra en los que surgieron muchas agencias como DPA, la información era un bien escaso monopolizado por unos pocos actores. Pero con el desarrollo de Internet y las nuevas tecnologías de la información, el circuito actual del flujo informativo se ha expandido y atomizado, lo cual le ha quitado a las grandes agencias el monopolio de las noticias en tiempo real.

Sin embargo, Garff reivindica el rol que aún mantienen las agencias,
como fuente confiable de selección y ordenamiento de las noticias. “El monopolio de la información de las agencias internacionales causó una discusión muy grande, porque cinco o seis organismos de estos tienen más del 90 por ciento del material que se publica en el mundo. La situación actual libera de esta acusación a las agencias, pues han dejado de ser un canal único. Sin embargo, se afirman como herramientas, como ladrillos en la construcción diaria de los medios por varios motivos; uno de ellos es por la cantidad de información diaria, ya que es muy difícil seleccionarla. La agencia de noticia se ofrece como un fuerte seleccionador de la información, es decir, nosotros mandamos 300 notas por día, no más. Si se suman todas las notas de las agencias se tendrán 2.000 o 3.000 notas al día, pero no más que eso”.

Esto convierte a los periodistas de agencia en una suerte de obreros de la noticia, los que diariamente llevan adelante el trabajo pesado y anónimo de trabajar con la materia prima y
transformarla para el uso de otros colegas. Un trabajo de hormiga, que no parece ser inconveniente para Garff: “En la mesa prácticamente no firmamos, no producimos material propio. En las corresponsalías sí, ya que los colegas firman algunas notas que sirven para contextualizar la crónica. No tenemos firmas estrella, no tenemos columnistas salvo en algunos casos específicos”.

Trabajo anónimo, donde hasta las jerarquías son rotativas: “En las agencias, el jefe de mesa distribuye el material y los editores lo seleccionan. En el caso nuestro, este es un rol que ocupan rotativamente todos los editores, no hacemos diferencia entre editores, redactores y jefes de mesa; esos tres roles, el que redacta una nota, el que la traduce y el que decide qué va o no va en el servicio, se van turnando. La única diferencia es la mía, que soy jefe de la mesa y entro de comodín, donde hace falta siempre; mi rol específico es el de control de calidad de salida, pero también el de coordinación de corresponsalías. En esta selección es donde incide el estrés y cuando uno se encuentra frente a la pantalla y no se sabe qué se va a recibir.”


Escuelas de periodismo en tiempo real


¿Cuál es, entonces, la satisfacción que encuentra un profesional al realizar un trabajo anónimo y estresante? Así lo entiende el editor porteño de DPA: “Las agencias son una interesante escuela de periodistas. Mantiene su vigencia porque se convierte en un seleccionador del cúmulo de material que surge. Es una gran responsabilidad emitir la información, ya que este es el rol de la agencia. Debe tener credibilidad y mantener un trabajo continuo, por ello planificamos todo para armar una red ordenada”.


Un objetivo en la profesión periodística podría ser buscar la notoriedad pública que brinda el periodismo en los grandes medios. Pero no para un editor de agencia, cuya pasión está dirigida al esqueleto, las bases del quehacer periodístico: “La edición es un tema interesante, hay gente que no le gusta, ya que hay que trabajar con el texto de otro. Es una formidable forma de redacción que te introduce en la temática, en sus jergas y en velocidad de corrección. La organización de la red mundial es una experiencia fantástica.”

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