20071028

Pagina 12, el país a diario

Página/12 apareció en los kioskos de Buenos Aires por primera vez el 26 de mayo de 1987. A partir de una idea del joven periodista Jorge Lanata de poner en circulación un diario pequeño, de cuatro u ocho páginas con la información que los demás periódicos no se animaban a publicar, nació este medio que hace unos meses cumplió 20 años. Así, nació en el principio de la debacle del gobierno del radical Raúl Alfonsín, que gobernaba la nación desde el 10 de diciembre de 1983, cuando recibió el poder de la Junta Militar tras la derrota argentina en Malvinas.

Con un diseño austero, una tirada diaria de 30.000 ejemplares (de los cuales vendió 26.000) y 16 páginas que rápidamente irían creciendo hasta llegar al doble en unas pocas semanas, marcó desde el comienzo su diferencia con el resto de la prensa por su orientación en defensa de los derechos humanos (luchando siempre contra la impunidad de los represores de la última Junta Militar) y su formato de notas extensamente desarrolladas y ricas en análisis. El estilo contrastaba con los diarios convencionales, tales como Clarín, La Nación y La Razón, en los que se privilegiaba la variedad de la información sobre el desarrollo de las mismas, y hacía acordar a La Opinión de Jacobo Timerman, ya que no salía los lunes, día que se le dedicaba en los demás periódicos gran cobertura al fútbol del domingo. Hoy, sin contar con datos oficiales del Instituto Verificador de Circulación, desde el diario aseguran que el promedio de ejemplares vendidos es de alrededor de 95.000 de lunes a sábados y de 130.000 los domingos.

La plantilla incluía a periodistas con trayectoria tanto laboral como militante como Horacio Verbitsky, Ernesto Tiffenberg y José María Pasquini Durán, a los escritores Tomás Eloy Martínez y Osvaldo Soriano entre otros. Juan Fresán, Juan Gelman, Eduardo Galeano, Alan Pauls, Juan Forn, Eduardo Berti, Homero Alsina Thevenet, José Pablo Feinmann y Juan Sasturain fueron también colaboradores habituales de sus páginas, y algunos permanecen todavía hoy entre sus filas.

Una característica de Página/12 fue desde el primer día su portada: una foto principal (a veces la única), que en innumerables ocasiones no funcionaba como testimonio de un hecho sino como manifestación de una idea, ya que podía ser un fotomontaje que simbolizaba más que demostraba, con un título que era y sigue siendo un guiño a un lector cómplice, que entiende lo que se le quiere decir, sin utilizar los títulos tradicionales que hacen referencia directa al hecho ocurrido. En Página/12, el título es un comentario de la noticia.


Ese lector al que el diario se dirige es, según puede entenderse desde sus páginas, políticamente progresista o de centroizquierda, con formación intelectual de distintos niveles, opositor al neoliberalismo de los 90 y a la última dictadura militar, que reclama por el juicio y castigo a los represores del gobierno de facto de 76-83. El lector modelo, entonces, es una persona de clase media, que confía en e liberalismo (en el sentido norteamericano-europeo del término) como progreso, cómplice del diario que le habla como a un par al que le está narrando una historia.


Otras de las innovaciones que produjo su aparición fue en el estilo periodístico: rompiendo el molde de las reglas de redacción de las noticias, construyó un estilo más informal y desacantonado de contar las noticias, con mucho más análisis de cada una, privilegiando la profundidad en la información, muchas veces desarrollada en largos textos que abarcaban dos páginas. Por otro lado, también se destacó en el periodismo de investigación, sobre todo de hechos de corrupción durante los mandatos menemistas, posibilitando el renacimiento de la investigación periodística en esos años aún en proyectos independientes del diario (publicación de libros, principalmente).


Instauró un estilo que otros medios imitarían en cuanto a promoción de la lectura: Muchas de sus ediciones dominicales de la década del 90 incluyeron un libro de regalo. De este modo, se hizo cargo de difundir un enorme acervo de literatura universal al mismo tiempo que textos de autores como Haroldo Conti o Rodolfo Walsh quienes, al igual que sus obras, habían resultado víctimas de la dictadura.


Durante el gobierno de Carlos Saúl Menem el diario se mostró intensamente crítico con su programa de gobierno, llevando al entonces presidente a calificarlo de "su principal opositor". Atravesó sin embargo problemas financieros, que llevarían a que en 1994, ya tras la partida de Lanata y siendo dirigido por Fernando Sokolowicz, un ajuste de personal llevara al despido de más de 60 trabajadores. Se rumoreó desde ese momento que la acción respondía a los intereses del Grupo Clarín, que había adquirido secretamente la mayoría del paquete accionario; años después Lanata confirmaría esa versión, que fue desmentida tanto por el Grupo Clarín como por los responsables de Página/12.


La actitud opositora del diario siguió durante el gobierno de Fernando de la Rúa y el mandato de transición de Eduardo Duhalde (a quien Horacio Verbitsky llamaba “el senador a cargo de la Presidencia”), actitud que se modificó con la llegada de Néstor Carlos Kirchner a la Casa Rosada, con quien lo relaciona una fuerte coincidencia en la defensa de los Derechos Humanos y ciertos aspectos de política económica. Esta relación, sin embargo, le hizo perder al diario su mayor cualidad durante sus años de vida: la independencia del poder de turno, su capacidad de crítica y su rol de “controlador” de la vida política en las altas esferas.

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