Bartolomé Mitre fue gobernador de la provincia de Buenos Aires, el primer presidente de la República unida bajo el régimen de la Constitución de 1853-1860, el defensor de la soberanía nacional en la guerra del Paraguay, en la que combatió como comandante en jefe de la Triple Alianza. Estuvo exiliado en el Uruguay, Bolivia y Chile, ha peleado en Caseros, en Cepeda y en Pavón. De su carrera militar tuvo una condecoración de alto valor, una cicatriz en la frente, que marcó su manera de enfrentar la lucha en la primera fila del peligro. A esa altura de su vida fundó La Nación. La primera entrega del diario -que salió a la calle con 1000 ejemplares- data del 4 de enero de 1870 y salió de la imprenta, situada en los bajos de la casa del doctor José María Gutiérrez, en la calle San Martín 124, de la numeración antigua. En abril de ese año se trasladó a la residencia particular de Mitre, que es hoy el museo que lleva su nombre. En 1885 se inauguró en el solar adyacente a esa mansión uno de los edificios que sobre la calle San Martín se extendería en dirección a Corrientes. En esas casas La Nación estuvo hasta 1979, año en que se instaló en su actual sede de la calle Bouchard, entre Tucumán y Lavalle. En 1929 salió el edificio del diario a la calle Florida, con el frente concebido en notable estilo colonial arequipeño. El primer editorial de La Nación se tituló "Nuevos horizontes" y fue escrito por Mitre, que llamaba "director-gerente" a su función en el periódico. Nación Argentina precedió La Nación y Mitre señaló en el artículo de fondo inaugural la diferencia entre ambos órganos. Aquél había sido un "puesto de combate"; éste sería "una tribuna de doctrina".
Doctrina del diario
La doctrina a la que se refiere Mitre en ese texto es la de los principios concretos de la Constitución Nacional de 1853-1860. “El enemigo principal que tuvo La Nación en el campo periodístico, y político, fue siempre el nacionalismo de derecha. (…) La Nación es permanentemente caracterizada por otros actores. Como el pensamiento de La Nación, además, está reproducido por múltiples órganos de prensa, o por múltiples intelectuales o por múltiples intelectuales o por múltiples partidos políticos…”. (La trastienda de la investigación; Wainerman, Catalina y Sautu, Ruth, compiladoras; Lumiere)
En 1870 la unidad nacional es un hecho que nadie discute, el federalismo ha sido convertido en realidad, los principios entrañables que sirven de base al plan de reformas concretas esbozado en 1852 -después de Caseros- se han incorporado a la Ley Fundamental.
Por la libertad, la pureza del sufragio, la tolerancia de las ideas encontradas, la moral pública, tuvo La Nación que sufrir cinco clausuras, entre 1870 y 1901, la obligación de reducir sus páginas a seis y su tirada al 30% y durante el gobierno peronista y hasta 1955, los rigores del Proceso de Reorganización Nacional.
Pero su estilo fue siempre el doctrinario, el que difunde la información comprobada, el que en la columna editorial usa la prosa argumentativa, tanto en la crítica como en el elogio. La forma periodística de La Nación integra también su doctrina.
Las primeras impresiones
En los primeros tiempos La Nación se imprimía en máquinas planas en las que había que poner pliego por pliego y, a veces, poner el mismo pliego primero de una cara y luego de la otra. Se componía tipo por tipo, a mano, letra por letra.
A fines de la centuria pasada, contemporánea de su tiempo, la impresión pasó a hacerse con las rotativas de la casa Marinoni, de París, en cuyo diseño colaboró el ingeniero Emilio Mitre. En 1901, incorporó a sus talleres las linotipias, máquinas que reemplazaron a la composición manual.
A partir de 1980, de acuerdo con las exigencias de los tiempos, la electrónica ingresó en La Nación, que ahora aparece On Line y se escribe en computadoras que alimentan las fotograbadoras. Primero fue el dibujo, luego la fotografía, ahora a esas modalidades gráficas se ha sumado la infografía.
Venta de diarios
En la semana tomada como parámetro por el Instituto Verificador de Circulaciones (IVC) para medir la circulación geográfica, La Nación vendió 162.235 ejemplares promedio de lunes a domingo.
De ese total, 145.760 ediciones las vendió en Capital y provincia de Buenos Aires (127.546 y 18.214) lo que representa, al igual que Clarín, el 88% de su circulación. El restante 12%, que circula en el resto del país es de 19.475 ediciones promedio. También coincide con Clarín en las provincias en que más ventas obtiene: Santa Fe (5.682 ejemplares promedio), Córdoba (4.229 ediciones) y Entre Ríos (2.150 diarios).Sin embargo, las provincias en donde La Nación menos diarios vende son La Rioja (apenas 89 diarios por día en promedio), Santa Cruz (127 ediciones) y Tierra del Fuego (134). Se puede agregar que este matutino además tiene bajos promedios en Jujuy (150 diarios por día) y Formosa (153 ediciones).
Con respecto al “exterior”, La Nación vende en esa categoría 340 diarios promedio. En el caso de este matutino, el IVC sólo registra ventas en Brasil y Uruguay. (Diario sobre diarios; http://www.diariosobrediarios.com.ar/).
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