También se hizo tiempo para contar sus experiencias personales, esas que lo llevaron a tener cierto renombre en el ambiente periodístico: su cobertura de los conflictos bélicos de Afganistán e Irak. Y retomando el principio de su charla en la Facultad de Ciencias Sociales, dijo que “si el periodismo no existe, tampoco existen los corresponsales de guerra. Sino, yo hubiese trabajado sólo tres veces en mi vida”, en referencia a las veces que debió trabajar de esa forma.
Por otro lado, reflexionó sobre la forma en que un periodista debe abrirse camino en la profesión. “¿Cómo llega uno a ser corresponsal? Con una formación importante durante muchos años, que te permita mantener el equilibrio entre la vida y la muerte, donde la profesión no tiene tanto que ver como lo que vos podés llegar a saber o experimentar para llegar a ese lugar”, aseguró. Y completó: “En una guerra no sabes como vas a reaccionar, porque uno nunca sabe cómo va a reaccionar ante la vida y la muerte. Por lo tanto, profesionalmente, mejor que sepas todo lo que tenés que hacer, y después vemos. No sabés. Nadie lo sabe”.
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